Que ganas de cubrirse de recuerdos y morir entre fotografias de tonos sepia. Cubrir mis parpados con los cantos de la muerte para la tia Chofi y llorar por los infantes que aun no nacen. Lavar mi mente con besos guardados y caricias caducas. Enredar entre mis dedos las lagrimas de mil y un virgenes de palabra, mas no de cuerpo.
Que ganas de cubrirse con la primera hojarasca de la temporada y oler a otoño durante todo el año. Embriagarme con los reproches que me he dado durante toda una vida y vomitarlos todos la mañana siguiente en una cruda epica y espectacular, curarme las agruras con una inyeccion de olvido melancolico.
Que ganas de correr aqui sentado, sin ir a ningun lado, dejar que la noche y el dia me consuman poco a poco, como yo a los cigarrillos baratos, consumiendome en el fuego de mis propias torturas masoquistas, entre el frio de mi autoconcepto y la nulidad de tu presencia.