El Louvre.

Así fue como comenzaron estas vacaciones, tuve diez días libres para ir y regresar, entrar y salir, hacer y deshacer. El primer objetivo fue el Louvre, y vaya que me hizo ver mi suerte, el méndigo está enorme, caminas, subes, bajas, te pierdes, ves obras tres veces por que andas dando vueltas tratando de encontrar escaleras y baños, todos los letreros dicen -salida- pero nunca la encuentras; todo esto entre infinidad de turistas (entre ellos los chinos, que francamente odio, después diré porqué) hay cientos de piezas que; francamente, después de cinco horas, a todas las vez exactamente igual y con el mismo desinterés. Pero de que esté bien y vale la pena, está bien y bien vale la pena. El edificio en sí es una obra de arte, salas expectaculares, escaleras que ya las quisiera Memo para cumplir esa idea de bajarlas corriendo hecho la madre, recuerdas Memo? jaja, todo laberíntico él, me tomó mucho tiempo el relamente comprender el mapa que te dan en la entrada, me orientqbq un poco por los enormes cartelones que orientan a los turistas hacia la sala de la Mona Lisa, que, a decir verdad, ni tan mona ni tan lisa, ni tan impresionante; diva venida a menos, me gustó mucho más la Victoria de Samotracia o la Venus de Milo, esas si son divas.Una de las múltiples salas, de mármoles griegos creo, al fondo esta la diana cazadora.

Esta es una escultura, poca madre, la Victoria alada de Samotracia, poca madre, lo único que desespera son los turistas que posan a su lado buscando tener la foto perfecta del recuerdo sin saber siquiera que es esa piedra antigua junto a la que posan. Lo que me trae a los méndigos chinos y sus cámaras con flash y su incesante movimiento estorboso frente a las obras. Se les dice que no usen flash y lo ignoran, a uno de ellos, poca madre, le dije que no usara flash, primero en francés, luego en ingles y después en español, las tres ocasiones me vió con su estúpida cara de baboso y prosiguió usando su aparato con flash. No observan las obras, sólo llegan, se posan frente a uno, sacan su cámara, se juntan frente a la obra, posan, toman su foto (con flash) y caminan hacia la siguiente atracción turística, por que para ese entonces, la obra ya perdió todo valor cultural y se convirtió en un afiche más a coleccionar. Pensé que tal vez se consideraban modernos cazadores de pokemones, -gotta catch 'em all!- tomando en cuenta que susodicha serie es de aquellos rumbos del mundo...

Encontré la sala de piezas egipcias y ante mi sorpresa encontré este sarcófago vacío, Memo, Juán Carlos, alguien! corran rápido a históricas y manden aca de vuelta a su ocupante jajajajajaja. Ya sabía que alguna de esas momias era auténticamente egipcia jajajajaja.